Vivimos en
una cultura y en una sociedad que tienden a jerarquizar mas la razón que la emoción.
En consecuencia las emociones pasan aun plano secundario y no se facilita su
expresión. Hay emociones que han sido etiquetadas tanto social como culturalmente,
por ejemplo, la rabia, la tristeza, el dolor y el miedo.
La emoción
es como la energía que se transforma; son expresiones naturales de
nosotros mismos que expresan una realidad interna, una necesidad. No desaparece a pesar de que se
evite expresarla. Las personas tienden a amoldar su expresión emocional
a los cánones socialmente aceptados, lo cual puede implicar reprimir o
negarlas.
Ningún ser humano puede dejar de sentir ya que forma parte
de la vida. Se considera que son cinco las emociones básicas: alegría, miedo,
amor, tristeza y rabia. También hay señales que periten enfrentar la vida: el
enojo, el dolor, el miedo, el placer, la tristeza, la frustración, la
impotencia y la confusión.
Negar o reprimir emociones indeseadas como el miedo, la
tristeza o la rabia no hará que desaparezcan, por mas que utilicemos el control
y la disciplina. Seguirán presente, pero expresándose de otras formas. Se
manifiesta a través de la rigidez corporal, insomnio, adicciones, falta de
espontaneidad, irrupción descontrolada de los rasgos y sentimientos
controlados, compulsividad en algunas de nuestras acciones, degradación
funcional de la secuencia vital de nuestra comunicación (percepción –
sentimiento – expresión). En el largo plazo esa tensión que acompaña a las
emociones y que fue inhibida termina expresándose a través de otras formas como
contracciones y rigidez muscular, dolores del cuello y espalda, enfermedades
gástricas y dolores de cabeza.
Quien reprime las emociones dolorosas también esta condenado
a no sentir las emociones agradables como la alegría, el goce, la felicidad o
el placer.
Distintas emociones corresponden a distintos órganos del
cuerpo: todo lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de
separación; el esqueleto a una desvalorización; la vejiga corresponde a
conflictos de territorio. Para las mujeres diestras problemas en el seno y
hombro izquierdos corresponden a problemas con los hijos y viceversa para las
zurdas; los desajustes en el seno y hombro derechos corresponden para las
diestras a problemas con la pareja y viceversa; no tener lo que se quiere y no
poder digerir lo que se tiene corresponde al duodeno y estómago. El colon
corresponde a un conflicto asqueroso, podrido. En el recto están los problemas
de identidad.
Cómo evitar las consecuencias
producto de nuestras emociones y pensamientos: cambiando nuestros puntos de
vista, aceptando las distintas penas de nuestro pasado (¿por qué a mí? ;por que
a mi no) para no volverlas a revivir, modificar los distintos mandatos, desprenderse
de culpas que coartan nuestra libertad y perdonando a los demás. No hay porque
vivir mal en el presente por las cosas que pertenece al pasado.
Consejo: revalorizar las emociones, ser concientes de ellas
y expresarlas.
Las emociones no mueren. Las enterramos, pero enterramos
algo que todavía está vivo. Ante síntomas que los médicos no logran explicar es
aconsejable prestar atención a lo que sucede en el mundo emocional sin olvidar
que es en el cuerpo donde residen las emociones.