Tristeza,
balances, despedidas, regalos, ir de un lado hacia otro, cansancio,
sentimientos encontrados, encuentros y re-encuentros: así nos espera diciembre,
sea el año que sea.
Reflexionar
sobre el sentido de la vida, derribar obstáculos, enfrentar los miedos y
dejar que las cosas fluyen siempre antes de incomodarnos con preocupaciones
absurdas.
Este año
tiene cierta carga emocional y, obviamente, física. Gente que se fue al cielo;
amigos que siguen con sus vidas; la lucha constante por la supervivencia, por
conseguir lo que uno quiere. En lo personal mi “vida”, por llamarlo de alguna
manera, es igual desde hace tiempo. Es la rutina constante y la monotonía. Es
saber que los años son todos iguales, ya que mi lucha es la misma desde hace años
y no cambia, nunca consigo lo que quiero. Esto hace que los días, meses y años
sean iguales y pida los mismos deseos con la intención de que se cumplan alguna
vez. Es cambiar de año pero no sobre la búsqueda.
Mis metas y
proyectos nunca se cumplen. Esto produce en mí un desgano y una lucha
permanente que me hizo perder el disfrute de las pequeñas cosas, el no querer
salir, el no saber lo que es vivir, el no saber disfrutar de muchas cosas.
Es una
época del año que no me gusta, pero hay que sobrellevarlo. Es un mes de reflexión,
de saber que otro año se va, tristeza,
llanto y ver que en la mesa hay lugares vacíos. Extraño a esas personas que físicamente
no están pero que viven en mi alma y corazón;
la soledad y la búsqueda laboral me pesan, mi rutina es la supervivencia y la valentía
constante.
Crecer y
madurar con los años y el tiempo. Saber quien te importa y quien no, son pocos
los que valen la pena y son oro.
Gracias a
mis amigos por formar parte de mi vida. Aunque no nos veamos seguido, uno sabe
con quien contar. Que nuestras charlas, risas, llantos y momentos compartidos
sean eternos. Sentirte con ellos como si estuvieses en tu propia casa y
hablaras en voz alta. A estos seres queridos, que son pocos, no quiero
perderlos: que nuestra amistad sea eterna, que nuestros encuentros y charlas no
se pierdan.
A la
familia: algunos son estrellas que nos acompañan por las noches y otros forman
parte del pasado. Pero cuento con los que están a diario, que acompañan el
camino cotidiano. Compartir la rutina, las charlas, esos pequeños momentos que
viven en el corazón.
A los seres
queridos que se encuentran en el cielo sepan que uno los quiere y los extraña.
No me olvido de ustedes y mi brindis también va por ustedes.
Disfrutemos
de los pequeños momentos, de las charlas, de las risas, de los llamados. Que no
se rompa una relación por motivos tontos. Por mas momentos compartidos con
nuestros seres queridos.
Mis deseos
son que cada uno encuentre lo que busca, que se cumplan lo que uno pide y
quiere, por la unión familiar, por la alegría, que la felicidad ilumine
nuestros rostros, la comprensión, la humildad, el trabajo, el amor y la paz.
Que el niño Jesús esté en nuestros corazones. Que el 2016 sea mejor que el que
se está yendo.
Levanto mi
copa y brindo por mi familia y amigos. Por los que ya no están, por los que
siguen en mi vida, a los que vemos y hablamos mas o menos seguidos, y por las
estrellas que me acompañan desde el cielo.