Me considero una persona seria, educada, trabajadora, que va
de frente, que dice la verdad, recta y derecha; pero también siento que soy una
mujer golpeada. Sí, golpeada por querer trabajar. Parece que es mucho pedir en
este país un trabajo digno.
Me duelen los ojos de tanto llorar (por cierto, es algo que
hago a escondidas). Todos los días el mismo golpe, el mismo rechazo, las mismas
palabras, el mismo esfuerzo y empeño en conseguir algo que parece lejano. ¿Qué
les hace suponer que estas cosas no duelen?
Tal vez sea mi insistencia en seguir luchando, en
perseverar, en creer que algún día alguien me va a ayudar o simplemente es la
costumbre de poner la cara. Estoy agotada, estresada, humillada, acongojada,
desganada, desanimada y hasta me siento burlada. Me lastiman cada vez que me
cierran las puertas en mi cara cuando voy a pedir un trabajo digno: el
desprecio lastima mi alma y mi cuerpo cada vez que voy a una entrevista y dejo
un cv. Aún así, sigo buscando.
La discriminación y la indiferencia dejan moretones en mi
cuerpo y en mi interior. Tengo estudios, un titulo universitario, idiomas,
cursos, me siento una persona preparada y capacitada. ¿Qué es lo que buscan?
¿Quieren a personas mas jóvenes que yo? ¿O buscan a mujeres hermosas de 1.70 metros con medidas
de 90-60-90?
Mendigo trabajo día a día. Aun así, hace prácticamente un
año y medio que no empapelo las calles con mis cv, ya que ni me llaman. Dense
cuenta que no sirve de nada ir a los locales con un cv, ellos ni los miran. No
tiene sentido hacerlo, y es una pérdida de tiempo y dinero.
Quiero y necesito un trabajo digno. No creo que en otro país
se vea lo que sucede en este. Ya no me consuelan palabras tales como ´no sos la
única`, ´ya va aparecer´, ´no bajes los brazos´; también están las palabras que
te dice tu entrevistado ´cualquier cosa te llamamos´, ´lo vamos a pensar´,
´estás grande para este trabajo´, ´no tenés experiencia en el puesto
solicitado´. Si alguien quiere hacer algo por mí, que me de un trabajo, el
resto absténgase de comentarios. Aunque se que nadie hace nada por uno porque
desde los 20 años que sobrevivo en esta lucha y búsqueda, y nadie me consiguió
algo.
Esta forma que tienen de tratarme se llama violencia
institucional. Y duele demasiado. Siento que tengo una condena perpetua a
mendigar.
Duelen los golpes, pero ya no me lastiman. Lo que sí, ya no
me interroguen y no me critiquen. No quiero que me pongas mas a prueba. No sea
cosa que me quiebren y ahí si me van a encontrar. En ese caso no respondo de
mí.
Muchas veces quise y quiero renunciar a esta búsqueda.
Quisiera hacerlo hasta que las heridas cierren. Pero no es mi estilo. Soy una
superviviente y mi cuerpo ya se mueve solo por inercia.
El día que tenga una estabilidad económica se van a enterar.