martes, 9 de febrero de 2016

ME DUELE HASTA EL ALMA



Me considero una persona seria, educada, trabajadora, que va de frente, que dice la verdad, recta y derecha; pero también siento que soy una mujer golpeada. Sí, golpeada por querer trabajar. Parece que es mucho pedir en este país un trabajo digno.
Me duelen los ojos de tanto llorar (por cierto, es algo que hago a escondidas). Todos los días el mismo golpe, el mismo rechazo, las mismas palabras, el mismo esfuerzo y empeño en conseguir algo que parece lejano. ¿Qué les hace suponer que estas cosas no duelen?
Tal vez sea mi insistencia en seguir luchando, en perseverar, en creer que algún día alguien me va a ayudar o simplemente es la costumbre de poner la cara. Estoy agotada, estresada, humillada, acongojada, desganada, desanimada y hasta me siento burlada. Me lastiman cada vez que me cierran las puertas en mi cara cuando voy a pedir un trabajo digno: el desprecio lastima mi alma y mi cuerpo cada vez que voy a una entrevista y dejo un cv. Aún así, sigo buscando.
La discriminación y la indiferencia dejan moretones en mi cuerpo y en mi interior. Tengo estudios, un titulo universitario, idiomas, cursos, me siento una persona preparada y capacitada. ¿Qué es lo que buscan? ¿Quieren a personas mas jóvenes que yo? ¿O buscan a mujeres hermosas de 1.70 metros con medidas de 90-60-90?
Mendigo trabajo día a día. Aun así, hace prácticamente un año y medio que no empapelo las calles con mis cv, ya que ni me llaman. Dense cuenta que no sirve de nada ir a los locales con un cv, ellos ni los miran. No tiene sentido hacerlo, y es una pérdida de tiempo y dinero.
Quiero y necesito un trabajo digno. No creo que en otro país se vea lo que sucede en este. Ya no me consuelan palabras tales como ´no sos la única`, ´ya va aparecer´, ´no bajes los brazos´; también están las palabras que te dice tu entrevistado ´cualquier cosa te llamamos´, ´lo vamos a pensar´, ´estás grande para este trabajo´, ´no tenés experiencia en el puesto solicitado´. Si alguien quiere hacer algo por mí, que me de un trabajo, el resto absténgase de comentarios. Aunque se que nadie hace nada por uno porque desde los 20 años que sobrevivo en esta lucha y búsqueda, y nadie me consiguió algo.
Esta forma que tienen de tratarme se llama violencia institucional. Y duele demasiado. Siento que tengo una condena perpetua a mendigar.
Duelen los golpes, pero ya no me lastiman. Lo que sí, ya no me interroguen y no me critiquen. No quiero que me pongas mas a prueba. No sea cosa que me quiebren y ahí si me van a encontrar. En ese caso no respondo de mí.
Muchas veces quise y quiero renunciar a esta búsqueda. Quisiera hacerlo hasta que las heridas cierren. Pero no es mi estilo. Soy una superviviente y mi cuerpo ya se mueve solo por inercia.
El día que tenga una estabilidad económica se van a enterar.

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