viernes, 10 de junio de 2016

LOS NUEVOS AVANCES



Situaciones tristes si las hay, como no prestar atención a lo que sucede en el ambiente en donde nos encontramos; o no escuchar lo que nos dice el otro; o “hablar” mediante sms o watsap y no mediante conversación telefónica. Llevamos prácticamente dos vidas paralelas: la real de carne y hueso, la de los besos y caminar agarrados de las manos, la de darnos abrazos y decirnos cara a cara ¨te quiero´; y la digital que hace que estemos muy pendientes de lo que hacen los demás, de contar lo que hacemos en redes sociales, los correos electrónicos y watsapp.
Se inició alrededor del 2007 con la aparición del teléfono inteligente. Sintetizaba la potencia de un ordenador de sobremesa. Con la posibilidad de mantenerse conectado a Internet a cualquier hora y en cualquier lugar, se generalizó esta obsesiva práctica que muchos perpetúan sin siquiera saberlo. Este fenómeno es conocido como “phubbing”, que es la acción de interponer el smarhtphone mientras se conversa con otra persona.
El teléfono conectado todo el día a Internet soluciona la vida, ayuda a ahorrar tiempo y nos pone en “modo maleducado”. Es una epidemia moderna, ya que se considera mas importante lo que ocurre en el aparto electrónico que alrededor.
En Argentina, un estudio realizado, revela que 8 de cada 10 están de acuerdo con que hay un mal uso del celular en términos de respeto hacia las personas de alrededor.
Durante una charla, ya ni siquiera se pide disculpas por atender un mensaje y/o llamada. La tecnología hizo olvidar reglas de cortesía, por ejemplo, mirar a los ojos a quien nos habla.
La irrupción de nuevas tecnologías son adoptadas masivamente y modifica hábitos y prácticas sociales. Las interacciones cara a cara compiten con las virtuales. Hay muchas personas que son conscientes del mal uso del celular en términos de respeto hacia otros, pero hay resistencia a cambiar.
La gente toma como algo “normal” socializar con el teléfono en reuniones familiares y/o amigos, salidas, cumpleaños, entre otros. Pero es una falta de respeto. Y hasta que no les toca en carne propia no son conscientes de esto.
A nadie le gustar estar contándole algo a un amigo o un compañero o un familiar y que éste destine mayor atención a los mensajes o llamadas que recibe. Es una falta de respeto. La obsesión por estar en todo a través del celular y no quedarse afuera.
Por cierto, es algo que me molesta. Tanta tecnología y comunicación, y no se puede conversar con el que tenemos en frente. Tampoco me parece correcto que insistan en modernizar a otros con estos aparatos y cuando los tense, todo sigue como antes: la conexión y la comunicación, a veces, no mejora aunque estemos híper conectados. No me agrada para nada estar rodeada de amigos o en una reunión familiar y que la mayoría tenga un continuo mirar a la pantalla mas que el conversar a cara. La vida no pasa por acá. Ya casi nadie conversa por teléfono ni te llaman para cumpleaños y otras festividades. Es bochornoso estar en lugares públicos y ver como suceden estas cosas.
No reniego de los avances tecnológicos, pero voto por mas mirar a los ojos, mas abrazos y mas charlas cara a cara.