Situaciones
tristes si las hay, como no prestar atención a lo que sucede en el ambiente en
donde nos encontramos; o no escuchar lo que nos dice el otro; o “hablar”
mediante sms o watsap y no mediante conversación telefónica. Llevamos prácticamente
dos vidas paralelas: la real de carne y hueso, la de los besos y caminar
agarrados de las manos, la de darnos abrazos y decirnos cara a cara ¨te quiero´;
y la digital que hace que estemos muy pendientes de lo que hacen los demás, de
contar lo que hacemos en redes sociales, los correos electrónicos y watsapp.
Se inició
alrededor del 2007 con la aparición del teléfono inteligente. Sintetizaba la
potencia de un ordenador de sobremesa. Con la posibilidad de mantenerse
conectado a Internet a cualquier hora y en cualquier lugar, se generalizó esta
obsesiva práctica que muchos perpetúan sin siquiera saberlo. Este fenómeno es
conocido como “phubbing”, que es la acción de interponer el smarhtphone
mientras se conversa con otra persona.
El teléfono conectado todo el día a Internet soluciona la
vida, ayuda a ahorrar tiempo y nos pone en “modo maleducado”. Es una epidemia
moderna, ya que se considera mas importante lo que ocurre en el aparto electrónico
que alrededor.
En Argentina, un estudio realizado, revela que 8 de cada 10
están de acuerdo con que hay un mal uso del celular en términos de respeto
hacia las personas de alrededor.
Durante una charla, ya ni siquiera se pide disculpas por
atender un mensaje y/o llamada. La tecnología hizo olvidar reglas de cortesía,
por ejemplo, mirar a los ojos a quien nos habla.
La
irrupción de nuevas tecnologías son adoptadas masivamente y modifica hábitos y
prácticas sociales. Las interacciones cara a cara compiten con las virtuales.
Hay muchas personas que son conscientes del mal uso del celular en términos de
respeto hacia otros, pero hay resistencia a cambiar.
La gente
toma como algo “normal” socializar con el teléfono en reuniones familiares y/o
amigos, salidas, cumpleaños, entre otros. Pero es una falta de respeto. Y hasta
que no les toca en carne propia no son conscientes de esto.
A nadie le
gustar estar contándole algo a un amigo o un compañero o un familiar y que éste
destine mayor atención a los mensajes o llamadas que recibe. Es una falta de
respeto. La obsesión por estar en todo a través del celular y no quedarse
afuera.
Por cierto,
es algo que me molesta. Tanta tecnología y comunicación, y no se puede
conversar con el que tenemos en frente. Tampoco me parece correcto que insistan
en modernizar a otros con estos aparatos y cuando los tense, todo sigue como
antes: la conexión y la comunicación, a veces, no mejora aunque estemos híper
conectados. No me agrada para nada estar rodeada de amigos o en una reunión
familiar y que la mayoría tenga un continuo mirar a la pantalla mas que el
conversar a cara. La vida no pasa por acá. Ya casi nadie conversa por teléfono
ni te llaman para cumpleaños y otras festividades. Es bochornoso estar en
lugares públicos y ver como suceden estas cosas.
No reniego
de los avances tecnológicos, pero voto por mas mirar a los ojos, mas abrazos y
mas charlas cara a cara.
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