jueves, 13 de enero de 2011

ESCRITO EN EL TALLER DE PERIODISMO

El silencio era el dueño del lugar. Apenas el viento al acariciar los cardos, rompía la monotonía. La noche se resisita a emigrar, presagiando la mas inerte tranquilidad o, por que no, la mas trágica jornada campera.
La casa recién remozada, daba al campo su sombra quieta y vacía. Apenas faltaban dos días para que los hijos y nietos llegaran a pasar un nuevo fin de semana, bullicioso y divertido. Ahí, en esos días, la casa temblaba desde sus cimientos sin explicarse los por que, pero sabiendo que ya nunca mas estaría en las sombras que precedieron su remodelación.
Llegaron con sus alegrías, con sus risas, con sus ganas. La casa, una vez mas, y por ultima quizás, se abrió como un gran abrazo.
Y como quien no podría pensarlo jamás, ni siquiera atreverse a soñarlo en la mas insólita pesadilla, comenzaron a sentir el temblor del suelo y el vibrar de los vidrios. A su vez la angustia no se hizo esperar.
Iban a morir de a uno. Ellos no lo saben, apariciones, pesadillas, cosas rotas. Con dos hijos en la casa y cuatro nietos el terror forma parte de sus vidas. Los nietos desaparecen de a uno y los hijos uno a uno, colgados del cuello en habitaciones distintas. Y el misterio sigue. La casa será habitada la semana que viene, ¿qué pasara ahora?

No hay comentarios:

Publicar un comentario