miércoles, 10 de agosto de 2011

BULIMIA Y ANOREXIA

Adelgazar sin esfuerzo. También contribuyen los medios de comunicación con la publicidad de prendas de vestir, la presencia de estrellas del espectáculo y modelos de moda que lleva a muchas mujeres a pensar “si ella tiene ese aspecto yo también lo tendré”; el hecho de tener conflictos familiares, una baja autoestima, falta de seguridad, ser demasiado perfeccionistas.
Según la Asociación Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), la franja de edad que más sufre la anorexia o la bulimia va de los 13 a los 18 años y una de cada 10 chicas adolescentes en la Argentina padece de anorexia o bulimia clínicas, aunque hoy en día también afecta a los hombres aunque en menor porcentaje.
La anorexia es una enfermedad que consiste en una gran perdida de peso derivada de un intenso temor al sobrepeso y a la obesidad. Es  conseguida por la persona a través de una serie de conductas: comer mínimas cantidades de alimentos, utilizar ropa muy grande para ocultar una perdida de peso, realizar ayunos prolongados, practicar actividades físicas de forma intensa, distorsión de la apreciación del peso, el tamaño o la forma del propio cuerpo, preocupación por las calorías, perdida de la menstruación, obsesión por la balanza, entre otros.
Los anoréxicos empiezan por excluir de su dieta todos los alimentos con alto contenido calórico;  la mayoría acaba con una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos.
Las personas que padecen de anorexia tienen una imagen distorsionada de su cuerpo (se ven gordos, aun cuando presentan un estado de extrema delgadez.). Tienen una alta preocupación por la imagen.
La bulimia es un desorden alimenticio que se caracteriza por episodios repetidos de comer grandes cantidades de manera compulsiva, con un posterior intento de compensación para controlar el peso a través de vómitos inducidos, utilización de laxantes o diuréticos.
Las personas que padecen de bulimia, poseen una baja autoestima y sienten culpa por comer demasiado; este trastorno no produce perdidas de peso exagerada. Su carácter cambia con respecto a la comida y aumenta su irritabilidad.
Algunos síntomas: se comienza con dietas para mejorar el aspecto físico, ansiedad o compulsión para comer, aumento y descensos de peso bruscos, alteraciones menstruales.
Cada vez es mayor la brecha entre la realidad y el campo ideal. Así, la delgadez se transforma más que en una expresión de un modelo social, en un producto vendido con exagerada insistencia
Todo tratamiento exitoso debe ser capaz de manejar los aspectos médicos, nutricionales, psicológico individual y dinámico familiar. Al comienzo se prohíbe el ejercicio físico, a medida que el paciente mejora el ejercicio controlado es bueno. Según la OMS, un 15% muere a causa de estas patologías. En una cultura en que la imagen es todo, es lógico que muchos adolescentes -mujeres, en especial- caigan en alguno de estos desordenes alimenticios.
A donde recurrir:
* Red Intrahospitalaria de Trastornos de Conducta Alimentaria. Teléfonos: 4861-6891/4304-2305, int. 308
* Centro Dos. 4961-2197/4863-4025
* Aluba: 4306-0033 / 0800-222-ALUBA
* Fundación La Casita: 4787- 5432-

lunes, 1 de agosto de 2011

ATAQUES DE PANICO


Se produce cuando la parte del cerebro que registra el peligro se activa en forma automática y sin causa real. Puede empezar con falta de aire y sudor, o con taquicardia y desmayos pero, en cualquier caso, nunca falta el miedo. Se presenta inesperadamente y sin causa aparente. Afecta al 5% de los adultos de entre 18 y 40 años. La frecuencia de tenerlos varía en cada ser humano. Es tratable con drogas y terapia. Según el área de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta afección esta creciendo en todo el mundo: se estima que una de cada 20 personas sufrirá en algún momento de su vida un trastorno de pánico. Pero en muchos casos la frecuencia se vuelve patológica y los ataques reaparecen desde tres o cuatro veces al año hasta tres o cuatro veces al día. Este resulta ser un trastorno invalidante: la persona tiene miedo durante el ataque y después teme volver a padecerlo.
Por sí solo, el ataque de pánico no constituye una enfermedad; es una crisis aguda de ansiedad o miedo extremos. En cambio, el trastorno de pánico se define por ataques de pánico recurrentes acompañados de un fuerte temor a que estos episodios se repitan.
Los ataques de pánico involucran muchos síntomas físicos, por lo que la persona primero suele consultar a cardiólogos y neurólogos por los dolores en el pecho y los mareos. Las mujeres son mas propensas a sufrir ataques de pánico porque siempre han sido blanco de los trastornos de ansiedad en general, culturalmente expresan mas sus miedos y consultan mas al medico. Las estadísticas indican que la proporción es de 2.5 mujeres por cada hombre. Puede ocurrir una vez y no repetirse jamás o convertirse en una pesadilla que se repite en los momentos menos esperados.
El pánico se define como ansiedad aguda y extrema que se acompaña de síntomas fisiológicos.
El ataque no suele durar mas de 10 minutos y los síntomas pueden ser: dificultad respiratoria o sensación de estar ahogándose; vértigo, inestabilidad o sensación de desmayo; sudor, nauseas, dolor de estomago; sensación de adormecimiento; escalofríos; dolor o incomodidad en el pecho; miedo a morir, a enloquecer o a perder el control; inseguridad, dependencia emocional y una reacción exagerada ante situaciones de separación de los seres queridos.
Además de los síntomas físicos, aproximadamente el 50% de los pacientes con trastorno de pánico sufre también de agorafobia, una entidad que se define vulgarmente como el miedo a permanecer en lugares abiertos.
Convengamos que el miedo, desde el nacimiento, acompaña a todo ser humano y tendrá una marcada importancia en las conductas, las emociones y las características de la personalidad. Este miedo es un fenómeno normal de alerta, útil ante una vivencia de peligro.
El sistema límbico es una parte del cerebro encargado de registrar, producir y organizar las diversas estrategias ante una situación de peligro. Quienes padecen ataques de pánico este sistema funciona mal y se activa de manera imprevista. En estos casos, el miedo limita el bienestar, la autonomía y la calidad de vida.
Aunque estos ataques son incómodos y parecen poner a la persona al borde de un abismo, no son peligrosos. Hay que tener en cuenta que el pánico es crónico. Una vez que se desató, no vuelve atrás. Aunque la persona se recupere, el organismo queda marcado.
Se debe consultar a un psicólogo, ya que los síntomas físicos son causados por un padecimiento psíquico. No son los químicos los que van a solucionar el padecimiento subjetivo. Si el profesional evalúa la necesaria administración de fármacos, se realizará una inter consulta médica. En cualquier tratamiento psicológico donde el paciente tome medicamentos, éstos deben estar suministrados y controlados por un médico.
Aunque hoy en día el ataque de pánico es tratable y curable, todavía faltan mas conocimientos para poder llegar a prevenir lo que alguna vez se inicio como trastorno.