domingo, 22 de diciembre de 2013

FIN DE AÑO 2013



Otro año que se va: hechos vividos, felicidad, tristeza, vivencias, sueños, proyectos cumplidos. 365 días de haber vivido; es increíble como pasa el tiempo. Llegar al final de cada año nos predispone para hacer una revisión de lo acontecido. No siempre tenemos conciencia de que en cada segundo del año que trascurre hay un sinfín de sucesos que pueden surgir y marcar o crear cambios significativos en nuestras vidas.
Al ir pasando el día, al estar trabajando, hablando con gente, viendo los planes presentes, los futuros, lo errores cometidos, las áreas que hay que mejorar, los problemas por conquistar, las éxitos efímeros, las barreras por derrumbar, las decepciones, el volverse a levantar, intentarlo de nuevo otra vez, inmortales pendientes y ese eterno deseo de quererlo hacer todo mejor.
Es asombroso lo rápido que pasan los días. Y todo lo que ocurrió: cosas para recordar y otras para olvidar, esas charlas con amigas, vivencias de mis padres, los cumpleaños, las cenas en familia.
Uno piensa que se pueden concretar en días lo que no fue posible durante meses: un proyecto laboral, un encuentro afectivo, concluir tareas pendientes, ordenar cuestiones, tomar decisiones importantes, asumir riesgos o hacer elecciones. Si estas cuestiones fueron postergadas, la compulsión de cerrarlas puede derivarse del temor a evadirse, a repetir comportamientos viciados, que nos dejaron vacilantes, inoperantes, indecisos o paralizados. Si se logra concluirlas, el fin del año funcionó a favor nuestro, en la dirección de nuestro deseo.
Por eso digo que aunque algunos años parezcan ser muy malos pueden dejarnos muchas experiencias que nos ayudaran a crecer y ser mejores, toma lo bueno del año que se va y lo malo déjalo atrás. Tratemos de ser felices con las pequeñas cosas, con los pequeños gestos: en abrazo, un “te quiero”, un llamado, una caricia, un beso, una risa. Es esto lo que me llena el día-
Cada vez que nos ponemos un objetivo por delante, de alguna manera nos ponemos “vida”, de alguna manera nos alineamos con la esperanza; cada vez que un nuevo objetivo surge en nosotros, es como respirar profundo y reanimar las energías y la voluntad de ponernos “en marcha”. Quizá no siempre el mes de diciembre sea el más oportuno para los balances, ya que trae en sí mismo muchas emociones relacionadas con los afectos personales.
Las fiestas navideñas y de fin de año, los encuentros y los desencuentros, las llegadas y las ausencias de  las personas que constituyen nuestros afectos impregnan nuestros recuentos y esto nos impide ver con mayor nitidez aquellos aspectos que deberíamos considerar. Que en estas fiestas la magia sea tu mejor traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino y tu felicidad mi mejor deseo. La vida no ha dejado de enseñarme que uno siempre puede ser un poco más feliz si te lo propones. Agradezco de corazón a todos mis amigos por haberme brindado su amistad y apoyo en los momentos que más lo necesitaba. A mi familia por siempre estar junto a mí incondicionalmente. Que todos tengan un año nuevo lleno de esperanza. En definitiva el tiempo es tiempo y, en él, nuestras tristezas, alegrías, logros y frustraciones son una suma de instantes que se modifican constantemente con el devenir de nuestra propia vida. Por eso empecemos el año en positivo y con la fe de que va a ser un año mejor que el que se fue.

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