viernes, 13 de noviembre de 2015

LA SOLEDAD



El ser humano es un ser social al que le resulta imprescindible para mantener una buena salud física y emocional. De hecho, estamos diseñados para no vivir solos: desde que nacemos precisamos de la familia, después de la escuela, del trabajo o de una pareja.
Quien se siente solo se siente anímicamente asfixiado a diferencia de quien elige estar solo (en base a sus propios recursos internos) y así demuestra una mayor solidez emocional.
La soledad es una sensación de aislamiento que nos lleva, en la mayoría de los casos, a una tristeza profunda. Cuando no es deseada puede llegar a ser dolorosa, autodestructiva, angustiosa y provocar enfermedades (depresión, obesidad, hipertensión, infarto). Es la dolorosa percepción de que se carecen de contactos emocionalmente significativos con los demás e implica el anhelo de ser querido o necesitado por alguien. Por ser una sensación subjetiva una persona puede estar rodeada de gente e igual sentirse sola.
La falta de vínculos de cariño y aceptación en los primeros años de vida puede contribuir en una dolorosa soledad. No siempre resulta saludable amanecer solo, pasar el día entero sin intercambiar unas palabras con un otro y meterse a la cama de nuevo solo. 
Mucha gente experimenta un sentimiento de vacío casi insoportable cuando está sola. La obsesión por estar todo el día haciendo cosas y la preocupación de tener siempre ocupados los espacios de nuestro tiempo libre demuestra que nos cuesta estar solos.
A quien tiene poca confianza en sí mismo o ha tenido malas experiencias le resultará difícil juntarse con otros. Suelen “optar” por la soledad o no pueden o no quieren establecer nuevas amistades o vínculos sentimentales. Otros, en cambio, deciden tener una actitud de sumisión a fin de recibir afecto y compañía.
El sentirse solo altera el sistema inmune a nivel genético; es algo que eleva el riesgo de sufrir enfermedades como males cardíacos, infecciones y cáncer. El estado anímico tiene relación con el sistema inmune. El impacto biológico de la soledad se mete dentro de los procesos internos más básicos del organismo, en la actividad misma de nuestros genes.
Desde el punto de vista de la psicología, al sentimiento de la soledad se lo consideró como un posible síntoma de depresión. Esto es cierto, pero tampoco implica que toda persona que se sienta sola  esté necesariamente deprimida, ya que pueden haber otras causas.
Las personas con escasa interacción social o falta de amigos poseen mayor riesgo de padecer enfermedades, sobrepeso, problemas con el alcohol, fuman y no suelen realizar actividad física. Aislarse genera trastornos psicológicos, mala salud física y persistentes estados de ansiedad. El tener sólidas relaciones personales resulta imprescindible para llevar una vida saludable.
La tecnología “ayuda” a este aislamiento. Muchos están desde su pc y/o celulares chateando. Esto genera amigos virtuales, a realizar compras y gimnasia; no aporta mucho a la sociabilización.
La soledad y el aislamiento no deseadas enferma. Una persona activa, positiva y creativa puede vivir una vida menos traumática y más relajada. Con una actitud positiva las dificultades se sobrellevan mejor. El optimismo ayuda a tener salud física y mental; tenga una actitud positiva hacia usted, su familia y sus amigos. No se automedique. Es importante la consulta médica.
No hay que maltratarse  con pensamientos, sentimientos y actuaciones negativos. Realice actividades sociales y deportivas que levanten su autoestima. No malgaste su tiempo sin hacer nada, pues en soledad también pueden hacerse muchas cosas. Empiece a utilizar su mente de manera creativa, ocupándola en pensamientos estimulantes: escribir un diario, una carta, leer o meditar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario