viernes, 15 de abril de 2016

LOS “NI-NI”



En Argentina uno de cada cinco jóvenes ni trabaja ni estudia. Esta cifra de duplicó respecto a 2 décadas atrás. Nuestro país es una de las naciones de América Latina donde se agravó el fenómeno.
El dato surge de un informe del Banco Mundial que afirma que son 875.000 chicos de entre 15 y 24 años.  El 19 % de esa edad se los cataloga como “ni-ni”.
Suelen acompañarlos sentimientos de no saber en qué y en quien creer o para qué esforzase. La adolescencia es una transición y, en esta transición, al perderse ciertas seguridades y garantías, se está perdiendo también el sentido, el para qué hago lo que hago si, en definitiva, nada permanece. La mayoría descreen del título de la secundaria o de los beneficios de un trabajo. Habría que orientarlos a que busquen la realización en concretar su esencia, que aprendan a hacer aquello que más les gusta.
Esta problemática también se debe a que los padres no prestan demasiada atención a sus hijos, estando así inmersos en sus rutinas laborales; también hay una problemática que atraviesan las instituciones educativas para relacionarse con los nuevos alumnos; y una dificultad de sostener una rutina de sacrificio en pos de un futuro mejor. Entonces la rutina escolar se vuelve poco atractiva.
Hay que tener en cuenta que en el ámbito laboral éste es uno de los grupos etarios más vulnerable y frágil, al que les cuesta bastante conseguir empleo debido a su escasa experiencia laboral, calificación y nivel de instrucción. Estos jóvenes están en riesgo de caer en la delincuencia para cubrir sus necesidades económicas.
Este es uno de los varios problemas sociales que afectan al país: hay un 30 % aproximadamente de pobreza; 32% de informalidad laboral; altos niveles de desigualdad; aumento de la violencia en los hogares; y drogadicción.
La contracara de los “ni-ni” son jóvenes que combinan el esfuerzo de terminar la escuela con su primer empleo. Así ganan responsabilidad y autonomía. Uno de cada diez chicos en Argentina estudia y trabaja.
Según los últimos datos de la Encuesta Permanente de Hogares, el 10,9% de las mujeres y el 10,3% de los varones de 14 a 24 años estudian y están activos en el mundo laboral. Algunos empiezan a trabajar por necesidad, para ayudar a su familia, otros por elección propia, para ganar autonomía o con el objetivo de aprender aquello que el colegio no enseña.
Las obligaciones laborales de los chicos no juegan en contra de su rendimiento académico. En este desafío es fundamental el apoyo de los padres y docentes.  El colegio suele acomodar los horarios para que los chicos puedan estudiar.
El cansancio es la gran prueba que tienen que superar quienes llevan esta “doble vida” de estudiantes y trabajadores.
Es lamentable ver a la juventud que no quiere capacitarse ni aprender. Deprime que no haya nada que les guste, que estén en la vagancia, con la droga, robando, deambulando en las calles, sin proyectos. Yo se en carne propia lo que es adquirir conocimientos y que nada sirva, ya que hace años que no tengo estabilidad económica. También se que hay que seguir Pero también me llena de orgullo ver a un grupo que estudian y trabajar, y así ayudan a la familia. Este es el futuro, el país que quiero ver y dejar. El trabajo dignifica. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario