martes, 9 de agosto de 2016

ENTRE EL DESCANSO Y LOS PERMITIDOS



Desaparecen los horarios y las rutinas. Ya no hay tanto control sobre lo que se come y aumentan los “permitidos”. Deambulan los vendedores de choclo, rabas, churros y la jarra de clericó. Se vuelve común almorzar en la playa, el río o la pileta, al aire libre;  y en estas ocasiones la "heladerita" se convierte en una verdadera aliada para quienes buscan opciones mas económicas.
Si me voy de vacaciones, ¿Por qué me tengo que cuidar? ¿Como voy a estar y disfrutar del descanso sin las comidas clásicas de los lugares de veraneo?
Pero los nutricionistas advierten: si se eligen los alimentos menos saludables pero que están al alcance, en 10 días de vacaciones el cuerpo puede recibir 20.000 calorías mas de las que necesita y engordar hasta 4 kilos. Si la persona no tiene el hábito de cuidarse, la lucha con las calorías se inicia en el mismo viaje de parida.
En los lugares turísticos aún no se transformó  la oferta de comida saludable. Sumado a esto, uno le dedica menos tiempo a cocinar y a hacer compras, por ende, se ingieren comidas con alta concentración de grasas.
Un adulto necesita unas 2.000 calorías por día y un niño la mitad. Pero en vacaciones se cambia la cantidad y la calidad de los alimentos.
El atracón diario puede comenzar en el desayuno buffet que ofrecen los hoteles. Después llega el almuerzo: la hamburguesa con las papas fritas y las gaseosas, la merienda con mate y facturas o bizcochitos. Muchos están en la playa con la picadita y la cerveza y a la noche la cena.  Cada ración puede tener unas 1.000 o mas calorías. El cálculo da unas 4.000 calorías diarias, el doble de las que necesita el cuerpo.
El aumento de peso dependerá de la actividad física y la salud de cada persona, pero el atracón dejará huellas.  Una vez finalizado el merecido descanso, vuelve la rutina y hay que cuidarse con las comidas.
También es un riesgo comprar comida a vendedores ambulantes y en los paradores, ya que muchos alimentos no cumplen con la cadena de frío o están mal conservados.  Es preferible llevarse la heladora con bebidas, frutas y algo para el mediodía antes que comprarlo en la playa.
Una solución podría ser en moderar las porciones y combinarlas mejor.
Algunos consejos: elegir 2 facturas en lugar de 4, tomar mucha agua, comer frutar y tratar de que en las comidas hayan vegetales. Si te tentás con una picada, usa menos quesos duros y embutidos. En lugar de ellos tratar de comer zanahoria y apio. Ponerle límite a las harinas, a la gaseosa y el exceso de alcohol. Elegir porciones chicas. Evitar combos abundantes con fiambres y embutidos. La costa se puede usar como “excusa” para ingerir pescado fresco.

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