domingo, 19 de junio de 2011

¿COMO SUPERAR LOS CONFLICTOS?

El primer paso para poder resolver con eficacia una situación conflictiva consiste en conocer cada factor y darse cuenta de hasta que punto puede influir en la relación de pareja. El conocimiento es el primer paso para el cambio y la solución de conflictos. Los dilemas afectan tanto el espacio personal de cada miembro como al espacio relacional de ambos. Los problemas de pareja aparecen cuando en los 2 miembros existen dos motivaciones de carácter opuesto pero de igual intensidad. Son la base de los malos entendidos de una relación y son los causantes de la insatisfacción, frustración y debilitamiento y hasta perdida de la pareja si no están bien resueltos.
Hay algunas áreas de conflicto que aparecen más constantemente, como por ejemplo la repartición de las tareas de hogar, las desigualdades en el salario, si hay una relacion extramatrimonial, discusiones sobre los hijos.
La crisis trae frustración, muestras de hostilidad y ambiente crispado, lo que puede desencadenar en estrés en ambos miembros, alejamiento y separación temporal o momentánea del núcleo de pareja, lo que puede dificultar las relaciones sexuales y desencadenar la aparición de relaciones extramatrimoniales, llegando a la ruptura definitiva; tambien pueden haber gritos, amenazas, humillaciones, sarcasmos
Una buena comunicación es la base de una relación de pareja satisfactoria. La comunicación no siempre es verbal ya que la pareja también se mira, se toca, se sonríe (comunicación no verbal).
Permanezcan enfocados en el presente. No hablen de situaciones pasadas. Eso ya quedo atrás. Dedíquense a resolver el problema actual sin mezclarlo con el pasado. Escuchen lo que cada quien tiene qué decir. Recuerda que tú realidad no es la única realidad. Tu pareja puede tener también  la razón en lo que dice o piensa. Discutir cuando los ánimos estén calmados.
Lo fundamental es profundizar el diálogo, tener una comunicación fluida, no esperar a que haya una crisis para superar los conflictos, tomar decisiones en conjunto y vivir la situación acompañándose mutuamente; la  pareja tiene como fin la colaboración en el progreso y desarrollo del otro miembro. Eso es esencial para prevenir el conflicto.
Después de que los reclamos dejan en la superficie tanto lo que se consiguió en buena ley como las miserias más tristes, algunos vínculos se emparchan y sobreviven pendiendo de un hilo; otros saturados de rencores, que parecían cosa del pasado, se pudren y se caen de la rama.
La terapia de pareja puede describirse como un espacio para intentar superar conflictos. Ya casi no hay cuestión de edades en los consultorios. Van los jóvenes que arman sus parejas tarde y les cuesta negociar en la convivencia las costumbres arraigadas, y los de 60 y 70 a punto de separase, ahora que las expectativas de vida aumentaron tanto. Los trae la urgencia de la crisis, el querer superar la situación y no llegar al extremo del divorcio. Lo mejor es hablar, dialogar y en muchos casos resulta favorable la terapia de pareja para superar la crisis. Lo que hace la terapia es aliviar el conflicto y orientar a la pareja.

jueves, 16 de junio de 2011

SILENCIO E IGNORANCIA

Tu silencio y tu ignorancia
Me dañan,
Rajan mi alma.
Quiero saber el porque
De tus comportamientos,
Pero es imposible que hablemos.
Ni con palabras y actitudes
Entenderías lo que siento por vos.
Llegaste sin querer a mi vida
Abriendo un sin fin de cosas:
Me hiciste ver la vida
De una manera distinta.
Eres la razón de lo que esta
Sucediendo en mi vida y en mi corazón.
Pienso en cada recuerdo del tiempo
Que hemos vivido juntos,
Tu nombre es poesía en mi interior.
Como hago para hacerte
A un lado de mi presente?
Siguen presentes aquellas charlas interminables,
Aquellos TE QUIERO susurrados en el oído,
Aquellas caricias y besos que se fundieron
Hasta convertirse en inacabables e insaciables.
Ya no es cuestión de tiempo ni de plegarias.
Solo quiero estar contigo,
Pero me aniquila tu ignorancia
Y tu cobardía.

domingo, 12 de junio de 2011

VIOLENCIA CONYUGAL

Empieza de a poco: gritos, palabras que hieren, amenazas, romper un objeto hacia uno, no querer que uno haga cosas, controlar al otro. Inseguridad, predisposición a la humillación, desvalorización, son algunos de los sintomas que sufre una persona en su futuro, cuando vivió este tipo de violencia familiar, peleas o maltrato familiar en su niñez. El maltrato implica un desvalor de la persona afectada, ser considerada “menos” por la agresora y pasible de un castigo.
Uno esta temeroso, paralizado y sin capacidad de resolver conflictos, quedando a merced de agresores peligrosos en muchos casos, justificando las discusiones, las peleas, el maltrato y la violencia.
Generalmente, la mas afectada es la mujer, aunque hay casos en los que el hombre es el maltratado. La violencia femenina crea una tensión en la pareja que suele ser el mar de fondo para la descarga de agresión física por parte del varón. Lo desfavorable es que la violencia física del hombre es descontrolada. Según datos de la Corte Suprema, en las comisarías bonaerenses se registran hasta 500 casos mensuales.
El saber que nos aman nos da seguridad, confianza, tranquilidad, refuerza nuestra autoestima, nos da cohesión interna, etc. Pero cuando ese amor se torna imprescindible para vivir nos convertimos en dependientes (de: el o ella), nos ponemos cargosos, controladores, se refuerzan nuestras inseguridades.
Hay muchos casos de celosos que golpean a sus señoras por el prejuicio de que les fueron infieles. La mayoría de las agresiones físicas de ellos está motivada ante la impotencia de contrarrestar la violencia psicológica de su conyugue, por no poder manejar las sutilezas verbales de ella, o por desacuerdos económicos ante separaciones. Sin embargo, ante el juzgado nada de estos motivos son tenidos en cuenta, se juzga el efecto, la agresión física, las marcas, lo golpes, las heridas.
Ante la realidad muchas de las que sufen los golpes ocultan su condición ante la gente mintiendo sobre sus marcas visibles y atribuyendo a los mismos a caídas o accidentes. La que es golpeada no es una mujer común. La mujer común puede tolerar un primer golpe, pero ante la reiteración por terror huye del hombre golpeador.
La mayoría de los maltratos no se denuncian, o se ocultan para que no salgan a la luz a causa de las amenazas del agresor y el miedo profundo del agredido, o por la vergüenza a ser juzgados por otros, ya que en muchos casos el agredido hasta se siente culpable y merecedor de la violencia, el maltrato familiar o el maltrato por parte de la pareja.
La violencia es un fenómeno emocional. El golpe pasa, pero la experiencia emocional de la humillación, la interiorización, y el terror queda para siempre. Luego, provoca una cadena sin fin de sufrimientos, porque el dia en la clase media, hay un grado muy intenso de violencia familiar, por ejemplo cuando no alcanza el dinero, cuando hay asimetrías en los ingresos, sobre todo en favor de la mujer, y porque se verifican desde hace un tiempo fuertes desequilibrios emocionales, tanto en hombres como en mujeres
Es estar en un laberinto sin salida: eso es lo que una siente. Cuando las manipulaciones psicológicas generen como respuesta la agresión física hay que realizar las denuncias correspondientes y buscar apoyo terapéutico. Chicas: hay instituciones para la mujer, centros de ayuda; vayamos a un hospital, a un abogado. Vayamos ahí que siempre nos van a dar una mano. El Gobierno de la Ciudad tiene una línea gratuita: 0800-666-8537; también esta la Asociación Argentina de Prevención de la Violencia Familiar (4953-1268), donde consideran válido su testimonio, ratificado ante la Justicia.
Ante el hecho de violencia, la Justicia deriva a los involucrados a tratamientos que no se cumplen o no dan resultado, porque la agresión, tarde o temprano, se repite. Lo  que nunca hay que hacer es callar.

viernes, 3 de junio de 2011

INFIDELIDAD FEMENINA

Hay mujeres que salieron a marcar terreno que era exclusivo de los hombres. No suelen contar tanto detalle. Algunas son discretas, pocas sienten culpa. Lo que si, todas lo disfrutan y lo viven como una oportunidad.
La infidelidad femenina empieza a naturalizarse en una sociedad marcadamente machista. Para los especialistas en el tema, es hacerse cargo del deseo y probar: tres de cada diez mujeres confesaron haber sido infieles en algún momento.
Ya no buscan en el otro la contención que sus novios o maridos dejaron de darles. Lo que las motiva  es el atractivo físico del “tercero en discordia”. Prioriza como lugar de encuentro el hotel, y en segundo lugar en la casa de el. Aunque los lugares son variados: en un lugar público, en el auto, en el trabajo, entre otros. Y las mujeres no dejan huellas, ya que es muy difícil descubrir la infidelidad femenina, por que ellas saben mentir muy bien y porque el hombre, con la idea de que es lo mejor para su mujer y que no hay nadie como él, rechaza la idea de que le están poniendo el cuerno.
Según una encuesta, el 68 % no fue infiel y el 32 % lo fue en algún momento; también hay un 47 % de mujeres que si se les presenta otra vez la oportunidad de estar con otro hombre, lo harían.
La infidelidad, desde el punto de vista psicológico, indica un debilitamiento de los lazos emocionales que unen a una pareja. La novedad es que la culpa ahora esta ausente.
La infiel no deja de amar a su pareja, simplemente va a buscar lo que falta. Influyen mucho la infancia (la manera en como se la vivió determina las formas de conducta), el vacío que uno siente, la búsqueda de nuevas experiencias, la monotonía, la vida sexual deficiente, entre otras.
A pesas que este nuevo escenario plantea libertades, la mujer sigue siendo fácil de estigmatizar: al hombre mujeriego se lo admira, pero la mujer que lo hace es un giro. La infidelidad aparece como una de las principales causas de separación, sin embargo, no es la verdadera sino que es una consecuencia de la falta de comunicación entre los cónyuges. 
Suele creerse que el amor impide que el adulterio ocurra. Sin embargo, en relaciones donde hay mucho amor también puede presentarse. El amor disminuye las probabilidades, pero no garantiza la total fidelidad. Perdonar el engaño es muy difícil para un hombre porque toca una fibra muy inherente a su personalidad: la masculinidad.
Se espera fidelidad. El contrato es monogámico y la infidelidad es pecaminosa. Y la condena social es mayor en la mujer. Cuando es traicionado, el varón se siente más herido narcisísticamente que una mujer, pero lo padece por el consenso social de lo que debe ser un hombre".
A las mujeres les cuesta mucho más dar el paso de acostarse con alguien, mientras que los hombres funcionan más bien a la inversa. Una mujer casi siempre tiene en cuenta el daño a su pareja y su medio social, sobre todo “el qué dirán”, frente a la posibilidad de tener una ventura y, antes de tenerla, sopesa fríamente los “pros” y los “contras”.
El diálogo es el arma fundamental para combatir la infidelidad y restaurar la relación.