sábado, 16 de julio de 2011

HACERSE MALA SANGRE

Cuando esto ocurre, en el organismo sube el nivel de cortisol (la hormona que segrega más energía ante situaciones traumáticas) y disminuye la serotonina, acentuando la angustia y la depresión.
En la actualidad muchas personas viven tiempos o situaciones difíciles, ya sea por una situación familiar, la muerte de un ser querido, laboral o económica.
Todo estado emocional influye sobre el organismo (ya sea para bien o para mal, según de que emociones se traten) o, a la inversa, toda alteración corporal determina o modifica el estado emocional de un individuo.
Aquellas personas que se hacen “mala sangre” viven mal y menos tiempo que quienes se sienten a gusto o piensan de manera satisfactoria.
Pero ¿qué significa hacerse mala sangre? Significa hacerse problema por algo que no lo amerita, molestarse, enfadarse, irritarse por las acciones de alguien o vivir atormentado por algo. En el organismo uno siente cansancio inexplicable, dolores de cabeza, palpitaciones, hipertensión, calambres musculares, falla de memoria, entre otras; a nivel emocional se traduce en mal humor, irritabilidad, visión negativa de las cosas, preocupaciones constantes y ganas de llorar.
Sugerencias para mejorar nuestras vidas: se tu misma, no trates de imitar a nadie, somos todos diferentes; no le des tanta importancia a cosas ni personas que realmente no la tienen, recuerda que todo en la vida tiene solamente el valor que tú quieras darle; el tiempo y la vida pasa para todos y también se lleva los malos recuerdos; no permitas que te hagan esperar; tomar la vida de manera más positiva; no luches contra los recuerdos, aprende a vivir con ellos sin que te lastimen; tanto el amor como el sufrimiento son ineludibles, porque son parte de la vida pero el dolor sí es evitable y preventivo, enfréntalo con valor para salir de este hoyo donde no puedes visualizar una salida.
Si una persona se queda sola en su casa, llorando deprimida, no se da la oportunidad de superar el dolor. La melancolía no da salidas, no permite abrir nuevas puertas, hacer cambios y construir nuevos proyectos personales. Por eso es importante encarar una búsqueda activa de recursos que permitan la sanación interior, en lugar de quedar atrapado en el dolor.
Evitar el sufrimiento y aprender a vivir sin sufrir no es tarea fácil. Tratar de hacer cosas que a uno le gustan, compartir tiempo con amigos y familiares, mirar hacia delante y pensar en positivo: no bajar los brazos, aunque cueste. Con paciencia y sacrificio todo llega y todo pasa. Aprender cosas que uno quiere y hacer lo que nos gusta.
Debes creer mas en ti, no tienes porqué seguir bajando la mirada ante nada ni nadie.
Ante la presencia de algunos síntomas y en quienes se hacen “mala sangre” con facilidad, recomiendo bajar los desiveles y una consulta psicológica.

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