domingo, 10 de julio de 2011

LA SOLEDAD

El hombre normal es un ser social, estamos diseñados para no vivir solos: desde que nacemos necesitamos de nuestra familia; después precisamos de la escuela, del trabajo o de una pareja. Quien se siente solo se siente anímicamente asfixiado a diferencia de quien elige estar solo
La definición más común de soledad es la dolorosa percepción de que se carecen de contactos emocionalmente significativos con los demás, e implica el anhelo de ser querido o necesitado por alguien; se tiende a vincularla con estados de tristeza, desamor y negatividad, obviando los beneficios que una soledad ocasional y deseada puede reportar.
La palabra soledad tiene tres acepciones: carencia de compañía, lugar desierto o tierra no habitada, y pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguna persona o cosa.
Tres características la definen: es el resultado de relaciones sociales deficientes; constituye una experiencia subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; y, por último, resulta desagradable y puede llegar a generar angustia. Por ser una sensación subjetiva, una persona puede estar rodeada de gente e igual sentirse sola.
La soledad, salvo excepciones, es una experiencia indeseada similar a la depresión y la ansiedad. Es distinta del aislamiento social, y refleja una percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales. Se distingue dos tipos de soledad: la emocional, o ausencia de una relación intensa con otra persona que nos produzca satisfacción y seguridad, y la social, que supone la no pertenencia a un grupo que ayude al individuo a compartir intereses y preocupaciones.
Las personas con escasa interacción social o falta de amigos, tener una pareja o una familia conflictiva, estar divorciado o viudo son algunas de las situaciones en las que favorecen el sentimiento de soledad. El tener sólidas relaciones personales resulta imprescindible para llevar una vida saludable. Por el contrario, el hecho de aislarse genera trastornos psicológicos, mala salud física y persistentes estados de ansiedad.
Cuando nuestra habilidad para relacionarnos es deficiente, aumenta la probabilidad de que nos quedemos solos ya que las relaciones que mantenemos son menos entusiastas y empáticas.
Algunas características de quienes tienen menos riesgo de sufrirla: son quienes tienen un cónyuge, una buena educación e ingresos económicos altos.
Como podemos vencer la soledad no deseada: dejemos a un lado el miedo a mirar dentro de nosotros, y afrontemos la necesidad de saber cómo somos: nuestras ilusiones y ambiciones, limitaciones y miedos, quién quiero ser, cómo me ven, cómo me veo; tomemos la iniciativa para conseguir nuevas relaciones; el miedo al rechazo es un freno para entablar nuevas amistades o amores; el mundo resulta en ocasiones cruel, vulgar y materialista, pero seguro que hay otras personas que pueden estar deseando conocer a alguien como nosotros; no nos encerremos en nosotros mismos y hablemos.
Por lo tanto, lo mejor es no auto engañarse. Y recorda que –a la corta o a la larga- la soledad y el aislamiento enferman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario